El Realismo se conoce también como Black & Grey, aunque actualmente tambien se realiza a color. Se caracteriza por utilizar sombras suaves, degradados precisos y apenas líneas definidas, que se enfocan en crear contraste y volumen para imitar la realidad y lograr un efecto tridimensional.
Es uno de los estilos con más expresión artística y fidelidad visual, ya que busca el realismo extremo, con una estética que pone atención máxima al detalle y la proporción.
Suele elegirse para el homenaje y memoria de familiares, ídolos o mascotas, por lo que está cargado de conexión emocional y sentimientos. Los tatuajes realistas se convierten en recuerdos tangibles.
Surge a mediados del siglo XX, inspirado en la pintura y fotografía para reproducir imágenes fieles a la realidad. Sus influencias principales son los retratos fotográficos, el arte clásico y la ilustración científica.
En los años 80–90 se populariza en Estados Unidos, especialmente el Black & Grey dentro de la cultura chicana, está fuertemente ligado a retratar historias personales y sociales dentro de comunidades marginadas, convirtiéndose en un lenguaje visual de identidad.
Posteriormente, se expande a color, incorporando técnicas de pintura para lograr matices, profundidad y realismo fotográfico.
Algunos tatuadores combinan realismo con estilo Sketch o Acuarela para crear híbridos hiperrealistas con movimiento y dinamismo.
Es un estilo sorprendentemente impactante y emotivo, ideal para retratos y escenas complejas. Aunque tiene una altísima dificultad técnica que requiere artistas con gran experiencia. Suele ocupar sesiones más largas y ser más costoso que otros estilos.
Es necesario que sean piezas muy grandes para que se mantengan legibles con el paso del tiempo. Hay que poner atención a su envejecimiento y cuidado posterior a largo plazo para que no pierda definición con los años.